La convocatoria era curiosa y arriesgada. De eso no hay duda. Se trataba de escoger el World Building of the Year (el mejor edificio del mundo del año) de entre los 722 de 63 países construidos en los últimos 18 meses que se presentaron al concurso convocado por la revista británica The Architectural Review, impulsora también de un festival de arquitectura que se ha celebrado esta semana en Barcelona.
La obra ganadora resultó ser poco exótica, aunque impecable en su concepción de la arquitectura que ayuda a crear ciudad: su planta baja funciona como plaza pública que relaciona el auditorio subterráneo con el campus de este centro privado de estudios económicos. Se trata del nuevo edificio de la Universidad Luigi Bocconi de Milán, que diseñó el estudio irlandés Grafton Architects, dirigido por Shelley McNamara e Yvonne Farrell, muy contentas ellas el pasado viernes cuando recogieron este premio, que "es un sueño".
Ese mismo día, los 17 equipos ganadores de las otras tantas categorías que había de premios defendieron sus obras ante el público y ante un superjurado que acabó presidiendo Robert Stern (arquitecto de Diagonal Mar en Barcelona), en lugar de Norman Foster, arrinconado -dijo que a su pesar-, ya que su estudio había triunfado en una de las categorías. De los 17 candidatos -entre los que figuraba la restauración del vertedero de basuras del Garraf, de Batlle y Roig-, el jurado se quedó con tres. Además de la ganadora, llegaron a la última ronda la Final Wood House -una imaginativa vivienda de madera diseñada por el estudio Sou Fujimoto en Japón- y el edificio BMW Welt, mezcla de museo y espacio comercial, del estudio austriaco Coop Himmelb(I)au.
Ha sido éste un festival curioso. Su director, Paul Finch, insistía en que "si la crisis lo permite" repetirá la experiencia el año que viene y también en Barcelona. En cambio, casi ningún arquitecto o estudiante barcelonés, y no será que no haya en la ciudad, acudió a sus sesiones. No sólo porque todas fueran en inglés, sino, seguramente, porque ni debieron enterarse. Los británicos se lo han guisado y comido todo solitos. De esto se quejaba David Mackay, arquitecto de MBM Arquitectos, afincado en Barcelona y crítico con sus compatriotas: "Todo provoca dudas, tanto el carácter comercial del festival, que servía para promocionar la revista, como la pretensión de que se pueda elegir la mejor obra del mundo. Lo bueno es que ha obligado a los arquitectos ingleses a mirar lo que se hace en otros países. Y es que, la verdad, hay mucho que criticar de la arquitectura inglesa actual". En cualquier caso, ayer y hoy también se celebra en Barcelona la conferencia internacional que organiza el Royal Institute of British Architects. Si no querías caldo inglés, toma taza y media.
sacado de: "Esta es la mejor obra del año" Catalina Serra en El Pais
1 comentario:
Hola, Daniel. te devuelvo la visita. Muchas gracias por la tuya y mucha suerte en tu blog.
Saludos cordiales
JDC
P.S. Hoy voy a escribir del mismo edificio que tú, no del que ha ganado, sino del que quedó finalista.
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