jueves, 17 de enero de 2008

El Camino del Cid

Para celebrar el 800 aniversario del "Cantar del Mio Cid" las diputaciones provinciales de nada menos que ocho provincias de tres comunidades autónomas (Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante) ponen en marcha EL CAMINO DEL CID. Se trata de "un itinerario turístico cultural que sigue las huellas de Rodrigo Díaz de Vivar a través del Cantar del Mio Cid, uno de los grandes poemas épicos de la literatura universal" y que se pone en marcha con una buena promoción y con un funcionamiento muy parecido al Camino de Santiago.

Un notable esfuerzo de las administraciones por mejorar culturalmente y sobre todo turísticamente. Las rutas culturales están de moda, si bien aunque haya que inventar parte de ellas. No digo que este sea el caso aunque si que hay ciertos "ramales" o "anillos" que parecen no haber sido incluidos de forma causal ni extraidos de forma fideligna de la obra; si bien si que tienen cierta base histórica aunque no sea en el propio texto del Cid.

La tematización de los espacios culturales es una de las tendencias que ha cogido fuerza en los últimos años, la "cultura-espectáculo", el "culturainment". Entonces la pregunta sería: ¿La espectacularización de la cultura resta valor al propio bien espectacularizado? Aunque parezca un trabalenguas se ha convertido en el punto de mira de los teoricos del patrimonio. Por supuesto hay opiniones para todos los gustos. A favor está precisamente el aumento del turismo que es finalmente lo que se busca con la promoción del patrimonio, y también una mayor diversificación del público, ya que se hace accesible para gente de más niveles culturales y clases sociales. En contra tenemos la perdida de identidad del patrimonio tematizado, que si el gestor no es riguroso o si las presiones administrativas pueden más, en ocasiones se hace inevitable. Y además también esta el aumento del público que si bien es un punto a favor también lo es en contra debido al desgaste del patrimonio y a su conservación lo cual nos hace entrar en una de las grandes preguntas de la teoria de la gestión cultural: ¿cuanto patrimonio queremos perder para darlo a conocer?

En mi opinión es lícito tematizar, dado que vengo del campo de la publicidad tiendo a pensar que una mayor promoción y un mayor conocimiento del patrimonio nos enriquece a todos; pero claro es, llevando sumo cuidado de no perder la esencia misma de lo tematizado que es a fin de cuentas, la razón de existir de la propia gestión cultural.

*De vez en cuando iré publicando información sobre esta ruta y las ciudades que recorre, entre las que se encuentra Orihuela.

*Si quereis más información sobre El Camino del Cid podeis visitar la web oficial: www.caminodelcid.org

domingo, 13 de enero de 2008

No perdono a la muerte enamorada ni a la vida desatenta.



(En Orihuela, su pueblo y el mío
se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumentos,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión mas grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedientas de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Y volverás a mi huerto y a mi higuera
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
de almendro de natas te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.

"Elegía" de Miguel Hernández